domingo, 4 de março de 2012

Hopi Hari y sus lecciones sobre la calidad de la gestión


Foto del archivo personal de Aiga Nóbrega (archivo personal)


    Un asunto que está llamando la atención durante los últimos días es el accidente en una atracción del parque temático Hopi Hari, localizado en Vinhedo (SP), que victimó a una adolescente de 14 años, cuando la silla en la que estaba sentada no fue debidamente trabada por el sistema de seguridad y la mató, al caer casi 90 metros, de los cuales por lo menos 30 metros fueron de caída libre de su cuerpo, según los laudos periciales preliminares.
   Lo que llama la atención es que el parque, muy conocido y visitado, no contó en su defensa, con la existencia de un nuevo tipo de testimonio... el de las redes sociales. Estuve atento porque las versiones fueron modificándose rápidamente de acuerdo con el noticiero, hasta llegar al punto de bloqueo, en el cual no había cómo negar que la silla, ya estaba, hace mucho tiempo, con problemas, no siendo utilizada. Hubo entonces una modificación del discurso y ahora la cuestión está centrada en la responsabilidad o no de los operadores de la atracción, que "deberían" haber impedido su funcionamiento... o de la responsabilidad del parque, que si se confirma, tendrá que pagar una indemnización bastante alta - la madre de la adolescente está pidiendo 2 millones de reales...
     El hecho en sí es que, de cualquier forma que esto termine, queda una lección para los gestores, administradores y empresarios menos atentos: lo que se resuelve con la condición de " mi palabra contra la de él" pasó para un nivel en el que es "mi palabra contra la de algunos millares". La profesora carioca Aiga Nóbrega, por ejemplo, publicó una foto (que aparece en el inicio de este artículo) en internet en la que está claro que la silla estaba desactivada hace mucho tiempo, y en 24 horas hubo 45.000 accesos. Cualquier persona hoy, puede manifestarse de forma mucho más contundente al respecto de irregularidades y los archivos digitales van acumulándose, multiplicándose y se almacenan datos que pueden, a cualquier momento, ser utilizados.
   Calidad, hoy, más que nunca, es una cuestión de supervivencia. No es más un diferencial como en la década de 1990 del siglo pasado, sino condición implícita en el funcionamiento de cualquier actividad profesional. Seguridad entonces... sin comentarios. Si tiene un negocio donde no da las garantías formalmente, puede tener seguridad de que será cobrado por una legión de personas que, antiguamente jamás se encontrarían para sumar fuerzas, pero que hoy se encuentran a todo momento en las redes sociales.

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