segunda-feira, 3 de outubro de 2011

¿Innovación, revolución o disrupción?



 Una de las cosas más fáciles de ver actualmente es que invente alguna cosa totalmente imposible en el momento, contarlo para un grupo de personas y seguramente en ese grupo alguien ya “oyó hablar” o hasta está “pensando en comprar uno”. Sea lo que sea. Si decimos fue lanzado el teléfono holográfico, que se coloca en la mesa y una miniatura de quien está hablando aparece para conversar.... ya no suena como un delirio. Sólo para los más bien informados – muy bien informados - seguramente esto funciona como una verdad. No hay un límite muy claro de lo que puede suceder actualmente.
Viendo eso con tanta frecuencia, resolví tratar de las próximas grandes revoluciones (u “ondas”) que deben estar llegando en algún momento no muy distante. Es claro que no van a aplicarse inmediatamente, ni se sabe si tendrán sostenibilidad, ¿pero qué tiene sostenibilidad actualmente? Aquel negocio 100% seguro es de la época de nuestros abuelos. Análisis de riesgo, innovación, emprendedorismo, competencia y tantas cosas más pueden reducir los peligros del camino, pero nada está inmune al cribo del mercado. Y su decisión de consumo. Y una tendencia clara.
Invirtiendo el proceso, y aún antes de hablar de innovación o revolución, vamos a  tratar de las tecnologías disruptivas, porque son siempre impresionantes y hacen que la experiencia de vivir en esta era sea algo extremamente diferenciado en la historia de la humanidad. No que ellas no hayan existido antes, sino porque ellas están surgiendo a una velocidad impresionante.
Según la Wikipedia, tecnología disruptiva o innovación disruptiva es un término que describe la innovación tecnológica, producto, o servicio, que utiliza una estrategia "disruptiva", en vez de "revolucionaria" o "de evolución", para derrumbar una tecnología existente y dominante en el mercado. No es una simple mejora continua, sino un cambio completo en la forma de hacer lo mismo.
Dar un regalo, por ejemplo, es un hábito arraigado en nuestra cultura, pero la forma de escoger o comprar un regalo ha cambiado.  En tiempos de creatividad, originalidad, personalización total y tecnología accesible, hemos visto un cambio significativo en este nivel. Por ejemplo, cuando surgió el CD y su popularización, fue común alguien tener el trabajo de copiar varias músicas para su computadora, grabar un CD, hacer una carátula y  etiqueta con estilo con elementos personales, colocarlo en un embalaje bonito y regalárselo a la persona con algo “inolvidable”. Cuanto mayor es la personalización, mayor la demostración de aprecio, cariño o amor. Eso no se modificó, pero la personalización se amplió al extremo - siempre teniendo en cuenta el hecho de que las tecnologías no pararon de evolucionar. Hoy, el CD es un artículo del pasado, y aunque muy presente en nuestras vidas, es menos importante que el MP3 y todas sus posibilidades. Dar un pendrive con todos los álbumes de la banda favorita de una persona es posible, pero probablemente quien lo reciba ya los tiene todos en su HD de 1 terabyte. Y la media, en ese caso, tiene cara de pasado también, aunque la cantidad de espacio disponible en esos pequeños gadgets haya asumido proporciones inimaginables. Son casi mini HD en una época en que la “nube” está siendo el elemento de almacenamiento más lógico por el bajo costo y la alta capacidad, además de la accesibilidad total.
Actualmente, las posibilidades de personalización son otras y surgen como consecuencia de una de esas tecnologías disruptivas. Mientras no tengamos condiciones de “materializar” el regalo, como en la película Jornada en las Estrellas, podemos hacerlo de una forma espectacular también, y muy impresionante para el albo de nuestra afección. En la revista INFO, de julio de 2011, Alessandra Lariu, dueña de la columna “Viviendo en Beta” (página 42), dramatiza una situación que puede transformarse en una situación común. Vea como.
“Imagine que está saliendo para  la fiesta de un amigo y se olvidó de comprar un regalo. Encuentra en internet una imagen súper bonita en 2D de una capa para IPhone. En minutos hace el dowmload de la capa, la personaliza y la manda para su impresora 3D. ¿Óptimo, no?”
La autora se refiere a un “nuevo concepto antiguo”. El llamado DIY (do it yourself, o hágalo usted mismo) con el agregado de un nuevo elemento: la tecnología. Este sistema es antiguo, pero fue practicado intensamente, perdiendo espacio para productos industrializados, cuando los mismos se tornaron más accesibles de un modo general. Lo que estamos viendo es la posibilidad del retorno de esa cultura, en otros moldes. Aunque los jóvenes no tengan la menor idea de cómo hacer cosas simples del día a día, con el apoyo de tecnología están reconectándose al placer de hacer las cosas, siendo esta una tendencia que está manifestándose en varios sectores, del marketing a la fabricación artesanal.
Disrupción es eso, y por más pragmático que sea, precisa estar atento a esta tendencia para no lo pillen de sorpresa en la próxima esquina, en los caminos que el mercado decida seguir.

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